sábado, 27 de septiembre de 2008

"Deseando amar" en "Videodrome"

(Sala de variedades)


Como todas las cosas importantes que suponen un antes y un después para uno, Deseando amar vuelve a mí. ¿Sabéis qué programa es Videodrome de Radio 3? Yo tampoco lo conocía, es uno que va de contar películas. Pero no de una forma burda que te la estropee, sino con admiración, máximo respeto e introspección, animándote a verla o a redescubrirla de nuevo.

Y qué grata sorpresa, es un programa estupendamente realizado, se nota que han comprendido por completo la esencia de Deseando amar. Me parece una muy buena forma para descubrirla o para ahondar en las maravillas que están latentes en ella, acompañando con referencias extra fílmicas, biografía de Kar-Wai y apuntes relevantes.

No creo que nadie de RNE lea esto, pero estaría muy bien que hicieran lo mismo con 2046, mucho más incomprendida que su predecesora, en donde se muestra la nueva forma de vida del Sr. Chow con un estilo narrativo totalmente diferente pero necesario.

Los que no la hayan visto deberían oír hasta el minuto 24 ó 31. Los demás (la escasa minoría) se lo deberían empapar entero.



sábado, 13 de septiembre de 2008

Reencuentro con Taniguchi: Barrio Lejano (II)

(Ebriedades)

-Para leer la primera parte pincha aquí-


Barrio Lejano (Harukana machi he)

Jiro Taniguchi es un autor que deja patente en sus obras su preocupación por las familias felices que sufren una ruptura. Un dolor nunca manifestado en un sentido trágico exacerbado, no se trata de un cristal hecho añicos, sino de las grietas de un espejo que nadie pudo arreglar.

Barrio Lejano, por tanto, sigue la estela de El almanaque de mi padre, la primera obra que leí del japonés. Tan relacionadas están que podríamos catalogarlas dentro de un mismo ciclo. En ambas se produce una vuelta al pasado familiar, al lugar natal; una experiencia que será agradable (por los buenos momentos vividos) y dolorosa (los hechos que por fuerza mayor torcieron el agradable entorno). Sin embargo, hay dos aspectos que diferencian El Almanaque… de Barrio Lejano.

Primero, que esta última es más larga y más ambiciosa, uno tiene la sensación de que Taniguchi pretendía dibujar un cómic más extenso, de mayor formato. En ese sentido, al ser más largo que su anterior obra, Taniguchi se permite crear esta vez otras subtramas que envuelven al protagonista – Hiroshi, un hombre de mediana edad que al visitar su pueblo natal sufre un accidente que le transporta a su pubertad, pero conservando su consciencia adulta-, como son la relación con su mejor amigo y su amiga-novia (uno de los hallazgos más hermosos del cómic por el choque entre la chica adolescente y el adulto que se hace pasar por adolescente).

Segundo, la forma en que se vuelve al pasado: Barrio Lejano añade un toque “mágico” con el asunto del viaje en el tiempo, muy distinto al absoluto realismo de El almanaque…, cuyo protagonista recuerda su pasado durante el funeral de su padre. Si en éste el protagonista descubría que tenía una imagen totalmente equivocada de su padre, en Barrio Lejano Hiroshi intentará, en cambio, descubrir el motivo de su abandono y, si puede ser, impedirlo... La imagen paterna como una figura dudosa, incompleta y decepcionante que el protagonista necesita aclarar para reconciliar sus resentimientos.

Nuevamente, vemos en Barrio Lejano ese precioso estilo de dibujo ya inconfundible, sus “caras conocidas”, los pequeños detalles cotidianos y… atención, un tratamiento de la historia y de las viñetas que parece que asistimos a una película de cine clásico japonés. Lo digo en serio, si en el futuro tuviera influencia en el mundo del cine intentaría hacerme con los derechos de El rastreador o de Barrio Lejano para adaptarlos a guión… Estoy seguro de que, en buenas manos, se podría hacer algo muy interesante (con esto no pretendo decir que “mis manos” son buenas, no me tachen de prepotente).


Como en El rastreador y El almanaque de mi padre, uno termina de leer Barrio Lejano con la sensación de que le han tocado alguna fibra o que nada en medio de una laguna de emociones... Y después de tres meses de haberlo leído, mi mente parece entrar en calma ante la idea de ir consiguiendo otra obra del amigo Jiro.


lunes, 8 de septiembre de 2008

A la espera de Ponyo

(Sala de variedades)

Me ocurrió con Chihiro, con Howl y ahora es con una pececita llamada Ponyo. Cuando el Studio Ghibli anuncia que Hayao Miyazaki está preparando su nueva película me pongo un poco nervioso porque sé que es mi acontecimiento cinematográfico por excelencia.

Es cierto, y soy consciente de que hará falta mucha paciencia hasta que la película se estrene en una sala de cine cercana. Como las cosas realmente buenas, las películas de Miyazaki son dos preciadas gotas de agua que caen en tierra arenosa. Una gota por parte de Miyazaki, por su nueva historia, por el nuevo terreno que nos enseña de su incomparable imaginario; y la otra gota es cosa de Hisaishi, mi compositor favorito para demostrar -otra vez- cómo se escribe una enorme banda sonora para una película. Por cierto, estamos hablando de Gake no Ue no Ponyo (Ponyo on a cliff by the sea), en donde Miyazaki vuelve a reivindicar la animación tradicional, esta vez con unos bellísimos escenarios sacados de un storyboard realizado con acuarelas. Todo el metraje del film está realizado completamente a mano.

Estrenada hace un par de meses en Japón (con enorme éxito de crítica y público), comienza la cuenta atrás para conocer la historia de Ponyo y Sosuke. Ponyo, una rojiza y rolliza princesa pez sale del mar y se topa con Sosuke, un niño que vive en una casita sobre un acantilado. Desde entonces, Ponyo sólo tendrá un deseo: el de convertirse en un ser humano. Es decir, una particular versión de La Sirenita de Andersen y del cuento tradicional japonés del pescador Urashima. Miyazaki leyó de pequeño el cuento de Andersen y entonces le decepcionó que sólo los humanos tuvieran alma.

La película se proyectó la semana pasada en la Mostra de Venecia, y a pesar de ser uno de los pocos films que levantó el entusiasmo general de la crítica, el jurado presidido por Wim Wenders (París Texas, El cielo sobre Berlín) la dejó fuera del palmarés. En 2005, la Mostra galardonó el año pasado a Miyazaki con el León de Oro honorífico por toda su carrera.

Ya me estoy comiendo las uñas, pero confío en que dentro de muy poco Aurum se haga con los derechos de distribución en España, pues sé de primerísima mano que anda muy interesada en Ponyo. Para quienes no conozcan aún a la pececita, ahí van los dos trailers del film. Imprescindibles... (cuidado, la canción es muy pegadiza).

Tráiler 1



Tráiler 2




P.D: El reportaje de El País tiene una información errónea: Miyazaki no es el creador ni de Heidi ni de Marco, sino su compañero Isao Takahata. Miyazaki se encargó de los escenarios de ambas series. Se le suele atribuir a él la autoría de esos animes, un error que muchos medios cometen.